Una de las muchas disciplinas que se desarrollan sobre los caballos es el volteo. Esta práctica siempre ha formado parte del entrenamiento de las tropas de caballería y también servía de entretenimiento en los circos romanos. Para practicar el volteo no solo se precisa de una agilidad excepcional y de grandes conocimientos de equitación, sino que el caballo y la figura del conductor son vitales para que los ejercicios puedan ser llevados a cabo con éxito.
El volteo es quizás una de las disciplinas ecuestres menos conocidas, aunque poco a poco ha ido ganando fama hasta hacerse un hueco entre los aficionados al caballo. La mayoría de las personas que ven por primera vez este deporte quedan prendadas de su elegancia y belleza, logrando cada año nuevos interesados en practicarlo o seguirlo.
Está reconocida por la Federación Ecuestre internacional (FEI) y en nuestro país también por la Real Federación Hípica Española. Su práctica se basa en que una o varias personas realizan acrobacias sobre el lomo de un caballo que galopa en círculos guiado a la cuerda por el “conductor”.
A pesar de que los profesionales del volteo hacen parecer fáciles las piruetas que realizan, se trata de una disciplina de gran dureza y que requiere unos conocimientos de monta avanzados, un gran control del equilibrio y del cuerpo y una buena compenetración con el caballo, además de fuerza, resistencia y flexibilidad para realizar las acrobacias.
Fuente: Terránea